sábado, 4 de septiembre de 2010

Traemelo de vuelta

Hay un flaco que conocí a principio de año, en realidad finales del pasado; me presumió, me contó cosas, me bailó, toqueteó un poquito y nada más. NADA MÁS. Y yo gusté, gusté tanto que hasta llegué a pensar que de este capaz que sí me podía  "enamorar" -mirá lo que te estoy diciendo- , lo veo y la temperatura se eleva inmediatamente, es tan real que un día empañé el vidrio del auto después de haberlo cruzado casualmente. Lo veo y me dan ganas de llorar de impotencia, porque te cuento: el flaco cuando lo conocí era "perfecto en blondieparámetros", casi, un toque más hippon de lo que a mi me gustan, pero en general: perfecto. Pero era tan como a mi me gusta la gente, tan intenso, que viró al misticismo; se alineó al opus dei y lo perdimos. Pasó de juntarse con músicos, fumar unos porros a dejar de fumar hasta los cigarrillos de tabaco y va a la residencia del opus a"tomar el té" y se junta con el tipo de gente que nunca querés ser.
Yo creo que no se sobrepone de su ex - una pendeja famosita de reality show que canta, la odiamos-. De todas maneras, sabemos que algo debe tener por ahí, alguien lo debe tener de alguna manera pero yo no, a mi no me da bola y cuando te digo que ganas de llorar, no te hablo de llorar por sentimiento, no, yo te hablo de cuando se te ponen llorosos los ojos por la bronca contenida, se acelera el pulso, me pongo colorada, me transpiran las manos, en pocas palabras: me genera tal calentura que me tengo que contener tanto que el cuerpo me reacciona llorando.

Me gustaba tanto que un día cuando me iba a llevar a mi casa, ante de irme con él le dije a mis amigas: "no voy a chapar porque si chapo me enamoro"

Tampoco es que intentó.

By B

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